Berlin, wir fahren nach Berlin!

Berlín es una ciudad distinta al resto de capitales europeas, quizás como resultado de los últimos acontecimientos históricos, que han configurado tanto el carácter de la ciudad como el de sus ciudadanos.
Lo primero que se debe visitar es la Puerta de Brandeburgo, símbolo más conocido de la ciudad, el acceso al “Nuevo Berlín”. Está coronada por una escultura en cobre que representa a la diosa de la Victoria montada en un carro tirado por cuatro caballos en dirección a la ciudad. Ha sufrido los saqueos de Napoleón, y quedó aislada entre las dos partes con la construcción del muro. Próximo a la puerta, nos encontramos el Reichstag, o parlamento alemán. Durante todo el día y hasta bien entrada la noche, es posible visitar gratuitamente la cúpula acristalada del arquitecto Norman Foster, con unas bonitas vistas.
Otros puntos importantes son Potsdamer Platz y Alexanderplatz. En esta ultima podemos encontrar la torre de televisión, segundo edificio más alto de Europa y símbolo de la República Democrática Alemana. Alberga en la esfera superior un restaurante que gira 360º cada media hora.
Se aconseja dar un paseo por la isla de los museos, un espacio urbano entre el río Spree y el Kupfergraben. Destacamos el Altes Museum, el Museo de Pérgamo, y la catedral de Berlín, un templo luterano.
Se han dedicado numerosos monumentos al holocausto nazi, para que sus horrores no vuelvan a ocurrir. Dos de ellos tienen una especial sensibilidad con el pueblo judío. En el memorial del Holocausto judío, un mar de 2711 bloques de hormigón nos hará exprimentar la tensión y la desorientación que sintió el pueblo judío durante su persecución. El otro monumento, es un edificio de Daniel Libeskind, que al igual que el anterior, juega con las sensaciones del visitante para rememorar la angustia de la persecución.