Si hay algo emblemático en Bruselas (ademas del Parlamento europeo, sí) es el Atomium. El metro os acercará cómodamente al símbolo de la exposición universal de 1958. Representa una molécula de carbono de nueve átomos y podréis acceder a él por el módico precio de 6 euros. Desde allí podréis contemplar una vista de la ciudad o tomar un café en el restaurante a 100 metros de altura.
Vamos ahora con el Parlamento europeo. Bruselas comparte con Estrasburgo la sede de esta institución que hace poco celebró su cincuenta aniversario. Os recomiendo solicitar las visitas guíadas para grupos, que cuentan con importantes subvenciones. Animaos y acercaros al interesante mundo de la burocracia europea!
Vamos ahora con el Parlamento europeo. Bruselas comparte con Estrasburgo la sede de esta institución que hace poco celebró su cincuenta aniversario. Os recomiendo solicitar las visitas guíadas para grupos, que cuentan con importantes subvenciones. Animaos y acercaros al interesante mundo de la burocracia europea!
La Grand Place es el corazón de la capital belga. Lugar que deberá visitar todo turista que se precie. La plaza está rodeada de espectaculares edificios góticos. Destaca entre ellos el Ayuntamiento y el Museo de Maison du Roi. También podréis admirar las típicas casas belgas de tejado a dos aguas.
Una vez que hayáis visitado la Grand Place seguid el rastro de las tiendas de chocolate. Os guiarán hasta el Manneken Pis, una pequeña fuente de bronce que representa al Pequeño Julien meando (perdon, pero las cosas como son). Julien tiene un armario con más de 400 trajes, lo podéis ver vestido de monje, de Elvis, o incluso reivindicando el Orgullo Gay. Ay, como se las gasta el Manneken...
Los golosos disfrutarán del paraíso del chocolate: bombones de todas las formas y sabores, fuentes de chocolate, gofres o tartas son solo algunas de las delicias que podréis probar. Las mejores tiendas se encuentran en la Galeria St. Hubert, un bonito pasaje cubierto por una bóveda de cristal cercano a la Grand Place. A los amantes del salado quizás les interese el plato nacional belga: los mejillones con patatas fritas. Cuidado con la rue de Bouchers, puede que más de un camarero os persiga u os lance gritos desde el restaurante intentando captaros como clientes. Ojo, identifican a los españoles rápidamente. Comparad precios antes de comer, os podéis llevar sorpresas.
Eso es to... eso es tod... eso es toodo... amigosssss!!!
Los golosos disfrutarán del paraíso del chocolate: bombones de todas las formas y sabores, fuentes de chocolate, gofres o tartas son solo algunas de las delicias que podréis probar. Las mejores tiendas se encuentran en la Galeria St. Hubert, un bonito pasaje cubierto por una bóveda de cristal cercano a la Grand Place. A los amantes del salado quizás les interese el plato nacional belga: los mejillones con patatas fritas. Cuidado con la rue de Bouchers, puede que más de un camarero os persiga u os lance gritos desde el restaurante intentando captaros como clientes. Ojo, identifican a los españoles rápidamente. Comparad precios antes de comer, os podéis llevar sorpresas.
Eso es to... eso es tod... eso es toodo... amigosssss!!!
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