Si te gusta callejear, te recomiendo que te adentres y camines sin rumbo por los callejones cercanos a la calle des Bouchers. Un entramado de calles y pasadizos, algunos tan estrechos que hacen imposible el paso de dos personas a la vez. Puedes encontrar anticuarios con cosas sorprendentes, o restaurantes muy acogedores, alejados de la masa de turistas.
Para los aficionados a los mercados callejeros, en Bruselas podéis encontrar muchos puestos callejeros, aunque sin duda el más atractivo es el mercado de las Pulgas. Un rastro situado en la Plaza de Jeu de Balle, en el corazón del casco antiguo y rodeada de las calles de los gremios (bordadoras, toneleros, silleros y carpinteros).
Para acabar bien el día os recomiendo pasaros por cualquiera de los numerosos pubs belgas a tomar unas cervezas, la bebida belga por excelencia. Intentad contar las marcas de cerveza que existen en Bélgica, ¡afirman que hay más de 1000 diferentes! Con un poco de suerte podréis degustar la cerveza al son de actuaciones de la chanson française en directo, como lo hice yo con Yohm. El problema: ya se sabe que los belgas no son tan fiesteros como los españoles, poco antes de la una de la madrugada puede que haya acabado la fiesta.
.... oh ma babyyy Lisaa....
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